Operación Grifo - Capítulo 3

 

CAPÍTULO 3

 

LA FIESTA

 

 

Dramatis personae.–

 

Unidad Especial Bravo:

Alpha, agente infiltrado.

 

Banda de Joe Kalashnikov:

Josef Ortega “Joe Kalashnikov”

Jessie Jane, pareja de Josef.

Jean St. Pierre, guardaespaldas de Josef.

 

 

 

Por fin se acaba toda esta mierda –piensa Alpha, mirando de reojo a Joe–. Tras cinco interminables meses, esta noche podré descansar.

Es un soldado. Su mente y su cuerpo están entrenados para aguantar la tortura. Pero lo que ha tenido que hacer durante esos cinco meses de infiltración le hará tener pesadillas durante un tiempo. Sólo lamenta que sus órdenes sean neutralizarle, porque si pudiera, lo mataría lentamente.

Maldito saco de mierda.

Al menos, gracias a su trabajo, la reputación de ese mal nacido dará un giro de 180º. Arruinará su puta vida.

 

 

Josef Ortega, gran filántropo y millonario, va de camino a una fiesta con el fin de conseguir fondos para una campaña de envío de medicamentos al tercer mundo.

Al menos, eso es lo que piensa la gente. Que ilusa es la sociedad. Desde tiempos de los romanos, sólo ha habido que darle al pueblo circo y pan para que se sientan felices y no pregunten más de la cuenta.

Llega a la puerta de la finca y Jean, su guardaespaldas, habla algo con uno de los guardias.

– Todo listo –le dice el guardaespaldas.

Jean St. Pierre. Antiguo miembro de la mafia marsellesa. Tras la muerte “accidental” de Giorgio en los calabazos de una comisaría, tuvo que buscar a alguien que lo sustituyera y un contacto le recomendó los servicios del francés. No estaba arrepentido. Hacía todo lo que se le ordenaba sin preguntar, sin dudar, sin compasión.

El vehículo se detiene delante de un grupo de personas y Josef, su acompañante y su guardaespaldas se bajan. El vehículo abandona el lugar, tal como le han ordenado al chofer.

Josef se acerca al grupo, con los brazos abiertos y una sonrisa en los labios. Hay que dar buena imagen. Después de todo, esos hombres van a aumentar su fortuna aún más si cabe.

– Jessie, bombón, tráeme algo de beber –le dice a su acompañante, la cual asiente sonriendo y busca a un camarero que lleve copas en la bandeja.

Todos los presentes miran a Jessie. El contoneo de sus caderas no pasa desapercibido.

– La conocí hace algún tiempo en Ibiza –comenta Josef, consciente de las pasiones que está levantando su acompañante–. No habla muy bien el español, pero no la quiero para conversar, así qué...

Todos ríen. Un chiste fácil, pero ideal para romper el hielo.

Jessie vuelve con una copa y se la entrega. La levanta, listo para realizar un brindis con los presentes, cuando ve como un todo terreno marrón, de tipo militar, entra a toda velocidad en el recinto, dirigiéndose hacia ellos.

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