Wildlands - Çöl Tilkisi 3
Çöl
Tilkisi 3
Arman
espera junto a sus hombres a que lleguen los mercenarios. Han quedado a las
doce del medio día en una zona de dunas cercana al Lago Baskunchak y ya llevan
treinta minutos de retraso con respecto a la hora pactada.
Desde
que era pequeño hay una cosa que Arman jamás ha soportado: que le mientan. Y
llegar tarde es lo mismo que mentir, ya que la persona impuntual está faltando
a su palabra.
Mira
el reloj por enésima vez y, cuando ya está decidido a marcharse, ve aparecer a
lo lejos un viejo camión Ural 4323 que se dirige hacia su posición. Da un par
de giros de cuello y hombros, preparándose para el posible enfrentamiento.
En
menos de un minuto el camión ya está junto a ellos y de él descienden dos
individuos. Se siente algo sorprendido, ya que ambas personas son mujeres, aunque
el equipo militar que llevan puesto lo disimula.
Ambas
portan máscaras y visten pantalones claros, camisetas negras y chalecos
tácticos. Una de ellas porta un M4A1 en la espalda y su máscara es de color marrón
claro con rayas negras, mientras que la otra mujer lleva una máscara que simula
las escamas de una serpiente de tonos marrones y verdes y dos pistolas
enfundadas en las perneras.
-
¿Habláis mi idioma? –pregunta la mujer con máscara de serpiente.
-
Sí, por supuesto que lo hablo –contesta Arman, molesto.
¿Qué se cree esta tía, que
soy un pastor inculto? –piensa-. Mal empezamos el negocio.
-
¿Tenéis la droga? –pregunta la mercenaria con tono altivo.
Arman
se queda en silencio, valorando la situación.
El exceso de prepotencia de
esta zorra empieza a tocarme los huevos.
-
Sí. La muestra está en este maletín –hace una señal a uno de sus hombres para
que lo acerque.
El
guardia abre el maletín y dentro se pueden ver varias bolsas de pastillas de
color marrón.
-
Perfecto –dice la mujer-. Ahora, si no os importa –desenfunda las pistolas con
la velocidad de un rayo y, apuntando a Arman, añade-, me lo llevo.
Su
compañera también empuña el M4 y apunta al grupo.
-
¡¿Pero de qué va esto?! –grita Arman, al tiempo que sus hombres apuntan con sus
fusiles a las dos mercenarias.
-
Fácil –explica la mujer-. Habéis puteado al señor D´yavol y ahora os quiere
devolver el favor.
-
Debéis de estar locas para hacer esto –dice con una sonrisa sarcástica en sus
labios-. Os superamos en número. ¡Estáis muertas!
-
Yo no lo tendría tan claro –comenta ella levantando su mano izquierda.
En
ese momento, seis luces de punteros láser aparecen sobre el grupo de Arman,
procedentes de varias direcciones.
El
narcotraficante se queda paralizado, valorando la situación. Estaba a punto de
ordenar a sus hombres que abrieran fuego, pero ahora no lo tenía tan claro.
Joder. Nos han tendido una
puta trampa. ¡Seré gilipollas!
-
Bajad las armas –ordena a sus guardias-. Esto no quedará así.
La
pareja de mercenarias permanece en silencio y la mujer con máscara de serpiente
continúa con la mano levantada.
-
Lo sé –dice ella, bajando la mano.
Arman
oye varias detonaciones y el mundo se desvanece.
-
¿Se sabe algo de mi hermano? –pregunta Temir.
-
No, señor –contesta el guardia al que le ha preguntado-. Ni él ni los hombres
que le acompañaban han vuelto aún.
Temir
se queda en silencio, pensando. Hacía ya más de tres horas que se marcharon.
Algo debió de salir mal.
-
Avisa a alguien más y acompañadme. Vamos a ver si los encontramos.
Sin
esperar a nadie, se dirige al barracón donde guardan los vehículos y se sube en
el lado del copiloto de un UAZ Hunter de color marrón. Segundos después llegan
los dos guardias, subiéndose uno atrás y otro como conductor.
Tras
veinte minutos de camino desértico llegan hasta el punto donde su hermano había
quedado con el grupo de mercenarios, pero no se ve a nadie.
¿Dónde coño se habrá metido
Arman? –se pregunta Temir, cruzándose de brazos junto al
vehículo.
-
¡Señor! –oye gritar a uno de los guardias-. ¡Venga, rápido!
Temir
arruga el ceño mientras se dirige a la posición indicada. Odia que le den
órdenes, y más si proceden de un subalterno.
Pero
cuando llega al lugar su indignación se convierte en sorpresa, y de ahí pasa al
odio más profundo.
En
el punto de reunión encuentran el maletín donde Arman transportaba la droga,
pero está abierto y vacío... salvo por un sello de oro con el escudo de los
D´yavol.
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