Wildlands - Desterrados 5

 

Desterrados 5

 

 

 

 

Runaway, armada con un fusil de francotirador Accuracy AW, contempla la mansión posicionada sobre una pequeña colina a un kilómetro de distancia. Delante del edificio se está produciendo una auténtica batalla campal entre los dos clanes rivales.

Su misión principal consiste en proteger la entrada de sus compañeros por la parte trasera de la casa. El edificio se encuentra sobre un pequeño acantilado y, según el mapa conseguido por Kazak, bajo la mansión hay una serie de túneles que van desde ésta hasta el Mar Caspio.

El pendrive que Ronin le dio a Sergey era en realidad un radar en miniatura inventado por Kazak. Cuando los D´yavol lo activaron, lanzó varias ondas electromagnéticas que recorrieron la casa y devolvieron la información sobre su estructura, enviándola directamente a la tablet de Kazak.

El plano resultante era perfecto.

Según pudieron ver en él, la mansión tenía varias zonas escondidas a simple vista, como un acceso subterráneo a través del acantilado, o una tercera planta camuflada, indistinguible desde el exterior.

Sus compañeros iban a acercarse en una balsa hasta la entrada situada en la cueva del acantilado y, desde ahí, seguir el laberíntico camino que ascendía hasta el sótano de la mansión.

Mientras, ella debía eliminar a cualquiera que se dirigiera desde el exterior de la casa hacia la zona trasera, fuera del clan que fuera, para evitar que descubrieran la embarcación amarrada junto a la cueva. También debía neutralizar, si tenía ocasión, al resto de objetivos de la misión, como eran los hijos de Alexey D´yavol o Temir Beleiu, el hermano menor de Arman.

Runaway da un nuevo barrido por la zona, tratando de encontrar a sus objetivos prioritarios, cuando ve como un miembro de los Çöl Tilkisi cae abatido mientras se encontraba disparando una ametralladora anclada en la parte trasera de un todoterreno.

Teniendo en cuenta la cobertura que ofrece el vehículo y la plancha metálica que cubre al guerrillero, el disparo solo podía venir de arriba.

Y eso significaba que había un francotirador en la mansión.

- Irina –murmura Runaway, recordando los perfiles de los objetivos.

Según el dossier que les entregó Farrapo, Irina D´yavol era una excelente tiradora. Con solo 14 años había participado en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde obtuvo la medalla de plata en Tiro de Precisión con rifle de aire a 10 metros. Posteriormente, ganó dos veces seguidas el Campeonato del Mundo de Tiro, hasta que en el 2011 fue sancionada de por vida tras disparar a una jueza en la pierna por haberle llamado la atención en una prueba.

Runaway recuerda la tercera planta camuflada y fija la vista a través de la mira de su fusil. Tras un pequeño y lento barrido ve un leve movimiento. Por debajo de una tela del mismo color que la fachada aparece el cañón de un rifle, con un silenciador en la bocacha, y el principio de una mira telescópica. Tras unos segundos observa un leve retroceso, producido al disparar el arma, y ésta vuelve a esconderse.

Te tengo, zorra –piensa Runaway.

Centra la vista en la zona donde asomó el fusil y espera a que vuelva a aparecer. Antes de un minuto, el silenciador vuelve a sobresalir por debajo de la tela.

Ruanway aguarda a que salga la mira y dispara, pero la bala impacta medio milímetro por debajo de la ventana y rebota en el muro.

- ¡Mierda! –maldice-. La abertura es más estrecha de lo que pensaba.

Sin dejar de mirar, mueve el cerrojo hacia atrás y monta de nuevo el arma.

Irina asoma de nuevo su fusil y barre la zona del patio de la casa con velocidad.

Claramente, busca al tirador. Claramente, la busca a ella.

Runaway respira con calma, tratando de bajar las pulsaciones. El próximo disparo debe dar en el blanco o se arriesga a que Irina se asuste y huya, perdiendo la oportunidad de neutralizarla.

El tiempo se ralentiza esperando que la tiradora vuelva a asomar el fusil. Sigue respirando de manera metódica, sin perder de vista la fachada del edificio. Tras dos exhalaciones ve salir de nuevo la bocacha, pero esta vez se ha movido de sitio y apunta en su dirección.

Runaway fija la cruceta de la mira sobre su objetivo.

Inspira y aguanta la respiración.

Aprieta el gatillo e impacta de pleno.

La bala atraviesa la mira del fusil de Irina y ésta cae abatida.

Runaway expulsa el aire de sus pulmones y agacha la cabeza, triste a la par que satisfecha. Un objetivo menos del que preocuparse.

 

 

Ronin guía la pequeña balsa a través del Mar Cáspio. En una lancha neumática con un motor fueraborda. Navegan pegados al muro del acantilado, buscando la entrada de la cueva que asciende hasta el sótano de la mansión.

Finalmente, justo debajo del edificio, encuentra la abertura en la roca. Dentro hay un pequeño puerto, por lo que Ronin introduce la lancha y atan un cabo a un noray, fijándola junto a la dársena.

Desembarcan y Kazak activa el radar portátil, haciendo que en la pantalla de su tablet aparezca un detallado mapa de las galerías subterráneas.

Todos le siguen con las armas preparadas, atentos por si alguien intenta huir de la zona utilizando los pasadizos secretos de la casa. Tras varios metros de ascenso por serpenteantes pasillos llegan a una puerta metálica.

Farrapo mira a Nómada y ésta saca una pequeña bolsa con herramientas de cerrajero. Se agacha junto a la cerradura e introduce dos ganzúas, las cuales comienza a mover en horizontal y vertical. Segundos después, la puerta se abre.

Los Desterrados atraviesan la entrada con las armas listas y se posicionan en cuña, valorando la situación. Han accedido a un ancho pasillo, levemente iluminado por unos ojos de buey, que se adentra varios metros hasta cruzarse con otro pasillo perpendicular.

Kazak activa de nuevo el radar y aparece en su pantalla la estructura de la mansión. El pasillo de la izquierda lleva a un callejón sin salida, mientras que el de la derecha, unos metros más adelante, vuelve a girar a la izquierda y da una amplia sala.

- Esa habitación está llena de cajas –dice Kazak examinando el mapa con detenimiento-. Seguro que ahí esconden las armas con las que trafican.

- Y el despacho de Alexey, ¿dónde podría encontrarse? –pregunta Farrapo.

- Apostaría a que está aquí –dice Nómada al tiempo que señala un punto en la tablet, situado sobre el callejón sin salida de la izquierda-. Las paredes son el doble de gruesas que el resto de la casa y, por lo que indica el barrido de ondas, ahí hay una persona sentada.

Los tres hombres se fijan en lo dicho por ella y llegan a la misma conclusión. El radar ha detectado una figura humana sentada frente a una mesa y la habitación en la que se encuentra es distinta a las demás. Las paredes son el doble de gruesas, la puerta es enorme en comparación con el resto y, por si fuera poco, parece que hay dos ametralladoras situadas frente a ella.

- Va a estar jodido acercarse hasta él –comenta Kazak.

- ¿Alguna idea? –pregunta Farrapo.

Todos se quedan pensativos, tratando de discernir un plan de ataque, cuando Ronin chasquea los dedos.

- ¿Y sí volamos el suelo? –sugiere.

Los demás le miran en silencio, esperando a que se explique.

- Nómada podría preparar una carga alrededor de la mesa y así la hacemos caer hasta nosotros. Por lo que se ve, el suelo no está reforzado como el resto de la habitación.

- ¿Qué opinas? –pregunta Farrapo, dirigiéndose a la mujer.

- Que es arriesgado –contesta-. Pero viable. Si hacemos un circulo explosivo lo suficientemente ancho, el suelo se derrumbará sin que el centro se dañe. El problema es que no sé si tendré suficientes explosivos.

- Kazak, ve a la armería, a ver si encuentras algo útil –ordena Farrapo-. Nos encontraremos bajo el despacho.

 

 

A ver que hay por aquí –piensa Kazak, buscando entre los cajones de la armería.

Hay multitud de armamento colgando de la pared, desde pistolas a lanzacohetes, fusiles de asalto o ametralladores pesadas. Pero lo que él necesita son explosivos.

Mientras rebusca en una caja oye a su espalda como alguien monta una pistola. Sin mirar, salta hacia un lado y se gira en el aire, encarando a la persona, al tiempo que ésta dispara. Esquiva la bala por escasos centímetros.

Detrás de una caja encuentra a joven trajeado empuñando una Glock 23.

Es Sergey D´yavol.

Kazak le propina una fuerte patada en la mano que hace que suelte el arma y caiga al suelo. El joven se queda embobado mirando la pistola, descuido que aprovecha Kazak para girar sobre sí mismo y golpearle con el talón en la cara, derribándolo sobre las cajas.

Sergey se incorpora, coge un enorme machete y se lanza sobre él, intentando golpearle con una cuchillada descendente, pero Kazak se hace a un lado y le agarra del brazo, volteándolo por encima de su cabeza, estampándole en el suelo y dejándole sin aire. El joven intenta levantarse, pero el Desterrado lo tiene inmovilizado del brazo, luxándole la muñeca y el codo.

Desde esa posición ve como Sergey estira la mano libre y recoge la pistola del suelo, por lo que desarma el machete de la mano que tiene aprisionada y golpea con fuerza la muñeca del joven al tiempo que éste le apunta.

Antes de que pueda llegar apretar el gatillo, la mano y la pistola, aún empuñada, salen volando por los aires.

Kazak arruga las cejas bajo la máscara y valora la situación en milésimas de segundo.

Demasiado peligroso para dejarlo suelto –piensa.

Gira el machete en su mano con un rápido movimiento y lo clava en medio del pecho de Sergey, atravesándole el corazón.

 

 

Nómada ha sacado tres botes de la mochila. Contienen una espuma altamente explosiva, que está rociando en el techo subida a los hombros de Farrapo.

Ha dibujado con ella cuatro partes de una circunferencia sin cerrar, esperando que Kazak le traiga algún tipo de explosivo con el que completar el círculo.

Agita el último bote para darle presión cuando oyen un disparo procedente de la otra punta del pasillo, justo en la dirección que se fue su compañero. Los tres se quedan mirando y, sin decir una sola palabra, Ronin sale corriendo en dirección a la detonación.

- ¡Sigue, deprisa! –ordena Farrapo a Nómada-. Hay que acabar antes de que nos descubran.

Ronin gira la esquina apuntando con el MP5 que porta, preparado para abrir fuego en caso de cruzarse con un enemigo. Da un par de pasos y llega hasta el almacén de armas, viendo a Kazak sobre un joven trajeado con un machete clavado en el pecho.

Ronin baja el arma y mira el cadáver del joven.

- ¿Sergey D´yavol? –pregunta de forma retórica-. Bueno, uno menos del que preocuparse. ¿Tú estás bien?

- Sí –contesta Kazak-. Ha faltado poco. ¿Me ayudas a buscar?

Ronin se adentra en la sala y empiezan a abrir cajones, encontrando varios paquetes de C4 en una caja grande. La cogen entre los dos y corren hacia sus compañeros.

- ¿Todo bien? –pregunta Farrapo al verlos llegar.

- Sergey D´yavol ya no es un problema –dice Kazak.

Como única respuesta, Farrapo levanta los hombros a modo de resignación.

Nómada examina el explosivo y sonríe bajo la máscara. Mira el techo y calcula cuanto necesitará para conseguir que ceda.

- ¿Seguro que funcionará? –pregunta Kazak.

- Tú encárgate de lo que hace “bip” que yo me encargo de lo que hace “pum” –le contesta la mujer con sorna-. Ayúdame, ya que estás aquí.

Nómada se sube sobre los hombros de Kazak y dirige sus pasos para ir colocando el C4 en el techo. Tras completar el círculo, indica a su compañero que la baje al suelo.

- Deberíamos de retirarnos un poco –les dice-. Poneos detrás de la esquina.

Cuando todo el grupo está a cubierto, Nómada aprieta un botón y se oye una fortísima explosión. Con el polvo del derrumbe aún en el aire, Farrapo se adelanta y encuentra a Alexey D´yavol frente a él, que ha caído sentado en su silla en medio del pasillo, con mesa incluida.

Farrapo aparta el mueble con brusquedad y se coloca delante al líder del clan mafioso, el cual sacude la cabeza intentando despejarse.

- ¿Pero qué...? –dice Alexey, mirándole.

No deja que termine la frase. Le golpea con todas sus fuerzas en la mandíbula y lo noquea al instante.

            - Runaway, aquí Farrapo –llama por el talkie-. Objetivo conseguido. Nos vemos en Punto Alpha.

            Ronin se carga sobre los hombros el inconsciente cuerpo de Alexey y emprenden la huida a la carrera. En poco más de un minuto llegan hasta la dársena, embarcan en la lancha y salen a toda velocidad hacia el mar.

- ¡Kazak, comunica el fin de misión! –ordena Farrapo.

Éste asiente con la cabeza, saca un teléfono móvil y pulsa sobre el único número que hay grabado en la agenda.

- Odín a Valhala –dice en ruso, cuando descuelgan al otro lado-. Midgar ha caído. Pueden iniciar el Ragnarok.

Apenas cinco segundos después de colgar, un dron pasa a toda velocidad sobre sus cabezas. Oyen una potente explosión y la mansión comienza a derrumbarse.

Los Desterrados se alejan de la zona.

Su misión ha sido un éxito.

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